
Educación Emocional en Secundaria.
La adolescencia es la etapa de los grandes cambios, en todos los sentidos. A los cambios físicos acompañan los emocionales, y cada individuo lo va a expresar de una forma diferente. Esta es la etapa del autodescubrimiento y la experimentación, de ahí que las emociones jueguen un papel muy importante porque van a determinar qué les gusta y qué no, como les hacen sentir las nuevas experiencias y van a tener que aprender a gestionarlas.
La inteligencia emocional y la adolescencia.
La adolescencia es un periodo de grandes cambios en todos los sentidos: las hormonas de crecimiento dan paso a las hormonas sexuales comenzando el desarrollo físico que nos convertirá en hombres y mujeres. Este desarrollo físico implica también un cambio en nuestra forma de pensar, sentir y ver las cosas. A partir de este momento, las chicas y los chicos adolescentes tomarán el control casi absoluto de sus vidas, tendrán que tomar sus propias decisiones, ser responsables de sus actos, aprender a quererse como son, construir su personalidad y experimentar todo lo que el mundo de los adultos conlleva (incluido las relaciones amorosas, el alcohol, el tabaco, las drogas, el juego, y un sinfín de cosas más).
Esta etapa de experimentación está fuertemente asociada a las emociones: cómo se sientan cuando experimenten todas esas cosas, determinará en gran medida qué elijan quedarse y qué rechazar.
La adolescencia es la libertad, el encontrarse con uno mismo, buscar los límites de lo que puede hacer y lo que no, y ver hasta dónde pueden llegar. Romper todas las reglas escritas serán algo muy habitual, porque forma parte de esa experimentación.
Y por todo esto y mucho más, no deja de ser una época difícil y llena de frustraciones: para ellos y ellas, porque se darán cuenta de que no hay nada que sea ilimitado, porque tendrán que decidirse por un camino o por otro, y tendrán que aprender a renunciar a muchas cosas para conseguir otras. Para los padres y madres también será difícil, porque acompañar en este proceso no será fácil y no podrán evitar siempre que sus hijos/as se equivoquen y sufran por ello.
Para saber más sobre la adolescencia os recomiendo que os paséis por aquí:
La inteligencia emocional.
Peter Salovery y John Meyer definieron la inteligencia emocional como la capacidad de «sentir, entender, controlar y modificar estados anímicos y emocionales, tanto propias como ajenas».
Los estudios sobre emociones humanas arrojaron que existían 6 tipos de emociones básicas que estaban presentes de forma generalizada en los seres humanos. Éstas serían:
– Alegría: destinada a mostrar satisfacción.
– Tristeza: destinada a la motivación al cambio y expresar acontecimientos negativos.
– Miedo: destinada a nuestra protección personal.
– Ira: destinada a nuestra defensa personal.
– Asco: destinada a prevenirnos de situaciones desagradables o poco adaptativas.
– Sorpresa: destinada a ayudarnos a orientarnos en una nueva situación.
Ligadas a estas emociones, encontraríamos otro tipo de emociones más específicas y complejas, que los niños y las niñas van aprendiendo según crecen, desplegando un abanico muy complejo de emociones.
Poseer una buena inteligencia emocional permite desarrollar una inteligencia tanto interpersonal como intrapersonal.
La inteligencia intrapersonal sería aquella que se refiere a nuestro conocimiento interno de nuestras propias emociones y tendrían que ver con la autoconciencia de nuestro cuerpo y lo que estamos sintiendo; el control emocional (aprender a regular esas emociones); y la capacidad de motivarnos y motivar a los demás.
La inteligencia interpersonal sería aquella que se refiere a nuestra capacidad de relacionarnos con los otros, y comprendería, por un lado, la empatía (saber como se sienten las otras personas, ponerse en su lugar), y por otro, las habilidades sociales propiamente dichas como son el liderazgo o la eficacia interpersonal.
No podemos olvidar que las personas somos seres complejos y multidimensionales, lo que implica que aunque hablemos de las emociones de forma separada, en realidad, forman parte de un sistema de engranaje complejo relacionado con otras facetas del ser humano, como las habilidades sociales, los estilos de personalidad, etc.
Objetivos de la educación emocional.
Según Bisquerra (2000) los objetivos de la educación emocional serían los siguientes:
– Promover el desarrollo integral del alumno/a.
– Adquirir un mejor conocimiento de las propias emociones.
– Identificar las emociones del resto.
– Desarrollar la habilidad para regular las propias emociones.
– Prevenir los efectos nocivos de las emociones negativas.
– Desarrollar la habilidad para generar emociones positivas.
– Desarrollar la habilidad de automotivarse.
– Adoptar una actitud positiva ante la vida.
– Mejoraar las relaciones interpersonales.
– Desarrollar las habilidades de vida para el bienestar personal y social.
La inteligencia emocional como centro de control.
Todo el mundo conoce el poder de las emociones. Ellas pueden cambiar todo lo que sucede a nuestro alrededor en un segundo, tanto para bien como para mal. Algunos autores las han denominado «la chispa de la vida», porque pueden iniciar fuego en cualquier momento, desde enamorarnos a primera vista, como estallar en un ataque de ira. Por eso, para no acabar en los extremos, es necesario tener un control sobre nuestras emociones. Hay que tener en cuenta que nuestras emociones no están aisladas completamente de los otros procesos físicos y psicológicos, sino por el contrario, estrechamente unidas, por lo que los cambios emocionales también afectarán a nuestros pensamientos, nuestras conductas, y en definitiva nuestra forma de ser.
Aprender a gestionar nuestras emociones nos permitirá mejorar nuestra autoestima, teniendo una mejor visión de nosotros mismos/as. Una buena autoestima nos permitirá desarrollar la automotivación, pues conocernos bien supone saber qué retos podemos plantearnos y que metas alcanzar desde una perspectiva realista con nuestras posibilidades. También desarrollaremos la empatía, poniéndonos en el lugar de otras personas, comprenddiéndolas mejor. El control de las emociones nos permite adquirir habilidades sociales y de vida muy útiles en la resolución pacífica de conflictos, ayudándonos a gestionar de forma adecuada las dificultades que se nos presentan.
Es por esto, que en definitiva, la comprensión y regulación de las emociones resulta vital en el desarrollo de las personas como seres humanos.
Desarrollar una inteligencia emocional saludable.
Los estudios de Goleman (1996) y de Bisquerra (2003) señalaban que los adolescentes carecían de una inteligencia emocional desarrollada que les permitiera superar de forma eficaz los retos de la etapa en la que se encontraban, de ahí que se produjeran numerosos embarazos no deseados, trastornos alimentarios, alta incidencia de conductas violentas (incluido el bullying, cyber-bullying y suicidio) y problemas de adicciones, además de todos los problemas de atención y motivación relacionados con el ambiente académico.
De ahí que aprender y entrenarse en la inteligencia emocional permite:
1. Mejorar el rendimiento académico (prevenir la desmotivación, el fracaso escolar y el abandono).
2. Prevenir los factores de riesgo (relacionados con el autocuidado y las relaciones sociales).
Mediante la educación emocional, los adolescentes (o cualquier persona en general) aprendemos a:
– Regular nuestras emociones.
– Ser asertivos/as.
– Ser empáticos/as.
– Gestionar conflictos de forma pacífica.
El aprendizaje de competencias emocional permitirá a los jóvenes y las jóvenes aprenderán las diferentes estrategias para conocerse mejor y comprender el mundo que los rodea. Es por esto que la educación emocional tiene cada vez un peso más importante en la sociedad, principalmente en el ámbito educativo y psicológico, no solo por los beneficios que suponen para la población en general, sino también por el bienestar y la salud psicológica a nivel individual.
Cómo desarrollar una inteligencia emocional.
El primer error que se suele cometer al pensar en cómo desarrollar una inteligencia emocional es en cargar toda la responsabilidad en un solo contexto, por ejemplo, la escuela, cuando en realidad, al ser seres sociales, todos los contextos de aprendizaje son importantes.
– Desde la familia: favoreciendo un entorno seguro y cálido donde los/as menores puedan expresar sus sentimientos y emociones sin ser juzgados o cuestionados. Enseñarles a conocer, entender y expresar sus emociones adecuadamente. Es habitual escuchar mensajes del tipo “Yo a su edad no era así” o “Yo a su edad era aún peor y mírame ahora”. Este tipo de mensajes son contraproducentes pues no tienen en cuenta que el espacio-tiempo ha cambiado y que, además, se trata de personas diferentes.
– Desde la escuela: principalmente a través de la acción tutorial, de forma transversal para todo el grupo. Es muy importante que el proyecto de centro recoja de forma específica la forma de trabajar la educación emocional. También pueden realizarse programas en paralelo e incluso asignaturas optativas, tanto desde la educación formal como la no formal. Son muchos los centros educativos que llevan años apostando por este formato. Hay que tener en cuenta que el sistema educativo en secundaria es muy diferente al de la primaria: ahora no tienen un maestro/a que les protege y está muy pendientes de ellos, sino que tienen que relacionarse con muchos profesores al mismo tiempo y que, puede, no les presten tanta atención como antes. Favorecer su autonomía e independencia será un punto clave.
– Desde el grupo de iguales: aunque la educación emocional es muy importante a nivel individual, en esta etapa también es clave que se realice a su grupo de iguales porque sus referentes van a ser sus amigos y amigas. Cómo los miembros del grupo interactúen entre ellos y las dinámicas y pensamientos que se establezcan serán fundamentales para su desarrollo emocional. Será muy importante los medios de comunicación y las redes sociales como punto de referencia tanto positivo como negativo, pues tienen un gran poder de influencia sobre los adolescentes.
– Desde la sociedad: es importante cambiar muchos mitos, falsas creencias y tabúes que todavía imperan en la sociedad y que no favorecen el desarrollo pleno de la inteligencia emocional. Son muchos los colectivos, asociaciones, empresas, etc., que promueven campañas para concienciar a la población de la importancia de la salud emocional. Muy importante a tener en cuenta cómo los cánones de belleza y éxito afectan a chicos y chicas de distinta manera.
– Desde las instituciones públicas: promoviendo la educación emocional a todos los niveles, comenzando por el legislativo y terminando por programas que fomenten estos cambios, para que la educación emocional no sea tinta sobre papel sino una realidad. En España, también son cada vez las administraciones públicas que apuestan por esto, principalmente a través de la educación, aunque todavía estamos lejos de tener un buen sistema, pues generalmente no es mucha la inversión y no suele ser mantenida en el tiempo. Por el momento, la inversión está más enfocada en la Primaria que en la Secundaria.
La educación emocional en Secundaria.
A la hora de poner en marcha un programa de educación emocional en Primaria tenemos que tener en cuenta la edad y el desarrollo evolutivo de los niños y niñas. No es lo mismo las capacidades que tenemos a los 12 años que a los 18. Lo ideal es, que si se hace desde un centro educativo, siga un programa específico, bien medido y evaluado, con las actividades diseñadas y ajustadas a la población.
También es importante tener en cuenta que las diferencias de edad en los grupos de 1º y 2º de la ESO suelen ser más grandes que en el resto de los cursos debido a los repetidores (podemos encontrar niños que no han repetido nunca con 12 años con niños que han repetido en Primaria una vez y otra en primero, con 15 años). En estos cursos la diferencia de edad es significativa pues podemos encontrar alumnos que todavía no han empezado a desarrollarse con alumnos que están en pleno proceso, y este desarrollo implica un cambio en sus intereses y motivaciones muy grande respecto al resto del alumnado.
Si el programa lo vamos a realizar desde casa y no sabemos cómo hacerlo o no tenemos los conocimientos o habilidades suficientes, lo mejor es recurrir a alguna guía o manual de autoayuda. Existen en el mercado diferentes publicaciones al respecto. En cualquier caso, si no siente seguridad en realizarlo, lo mejor es que acuda a un profesional de la psicología.
Es importante, no obstante, tener en cuenta una serie de consideraciones básicas:
– Revisar y comprender el contenido antes de hacerlo con los y las adolescentes.
– Explicar la actividad de forma sencilla. Dar las instrucciones repetidamente para asegurarnos que lo han entendido bien.
– Utilizar un vocabulario adecuado a la edad.
– Tratar de producir una reflexión sobre los contenidos, para favorecer la asimilación de los mismos. Promover que el alumnado debata y cuestione, así como que pongan en práctica, los contenidos.
– No realizar juicios de valor o juzgar las opiniones del alumnado, sino promover la reflexión personal para favorecer el pensamiento crítico de cada participante.
– Promover la escucha activa y la atención plena, la reflexión y el razonamiento.
– Valorar positivamente sus producciones y corregir las incidencias negativas favoreciendo el aprendizaje.
– Fomentar el aprendizaje y la memoria mediante el recuerdo de sesiones previas, o al final de cada sesión hacer un repaso de los contenidos abordados.
– Evaluar y valorar los progresos realizados.
Actividades de Educación Emocional en Secundaria.
En este apartado compartiré actividades que podréis hacer con adolescentes.
Dichas actividades serán muy fáciles de seguir y están pensadas para grupos grandes. Todas ellas proceden de mi práctica profesional y han sido realizadas previamente en colegios.
Las actividades pueden ser susceptibles de realizarlas en diferentes grupos de edad adaptando la dificultad. Las actividades se muestran en dos bloques:
– Actividades de gestión emocional.
– Actividades de comunicación y asertividad.
Es importante señalar que la empatía se trabaja de forma transversal en las actividades, aunque pueden existir actividades específicas.
Las actividades de mediación y solución de conflictos las encontraréis en la sección de mediación.

Actividades E. Emocional Secundaria
Actividades de Gestión Emocional.En este apartado encontraréis actividades de gestión emocional para realizar en centros de primaria con alumnado entre 12 y 16 años.Actividades de Secundaria. De Primero a Cuarto. Actividades para primero, segundo, tercero y cuarto de...