Trastorno del Espectro Autista.
Este tipo de trastornos neurológicos se caracterizan por la alteración en la interacción social y la comunicación, patrones de conducta repetitivos y estereotipados y un desarrollo intelectual desigual, que en ocasiones cursa con discapacidad intelectual.
¿Qué son los trastornos del Espectro Autista (TEA) y cómo detectarlos?
Es natural que todas las familias se preocupen por sus hijos e hijas, de ahí que les angustie la idea que sus vástagos puedan contraer alguna enfermedad o trastorno.
Los TEA se consideran trastornos del neurodesarrollo, lo que implica que existe una alteración de base neurológica que afecta a la adquisición de habilidades o información por parte del cerebro. Estas alteraciones pueden afectar a la memoria, la atención, la percepción , el lenguaje, la solución de problemas o las habilidades sociales. En la mayoría de los casos se desconoce la causa, aunque existen evidencias que en algunos casos tenga un componente genético, en otros, pueden ser consecuencia de una enfermedad médica (rubéola congénita, fenilcetonuria, esclerosis tuberculosa, cromosoma x frágil, etc.).
En el caso de los TEA existen indicadores que pueden poner en alerta a las familias, los centros educativos o los profesionales de la medicina y la psicología, y que les permitan poner en marcha los mecanismos disponibles para realizar una intervención. Para ello, siempre será necesario un diagnóstico que indique si realmente se trata de este trastorno, de otro, o ha sido una falsa alarma.
DSM-V (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders / Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales).
A la hora de realizar un diagnóstico, los especialistas de la salud se basarán en criterios científicos, medidos, evaluados y contrastados con la población. En la actualidad, son dos los manuales que se usan para el diagnóstico: la CIE-10 y el DSM-V. En medicina suele ser más usado el primero, y en psicología el segundo, pero ambos son igualmente fiables.
El DSM (actualmente en su quinta versión) es elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, en su terminología inglesa) y aporta los criterios, síntomas o descripciones necesarias para realizar un diagnóstico. Su contenido es revisado periódicamente para ajustarlo a los cambios de la sociedad, los descubrimientos recientes, etc.
Es importante señalar que sólo los profesionales de la salud están capacitados para interpretar y diagnosticar siguiendo estos criterios, pues requiere la realización de pruebas previas ajustadas al método científico.
Criterios diagnósticos del DSM-V para los TEA.
A. Déficits persistentes en la comunicación y en la interacción social en diversos contextos, manifestado por todos los siguientes síntomas, actualmente o por los antecedentes:
1) Dificultades en reprocidad socio-emocional (varían desde las interacciones sociales a la expresión y gestión de emociones).
2) Déficits en conductas comunicativas no verbales utilizadas en la interacción social (varían desde anomalías en la comunicación no verbal hasta problemas de comunicación verbal).
3) Dificultades para desarrollar, mantener y comprender las relaciones (varían desde la dificultad para compartir juegos hasta la ausencia de interés por otras personas).
B) Patrones repetitivos y restringidos de conducta, actividades e intereses que se manifiestan en, al menos, dos de los siguientes síntomas:
1. Movimientos, utilización de objetos o habla estereotipada o repetitiva.
2. Adherencia excesiva a rutinas, patrones de comportamiento verbal y no verbal ritualizado o resistencia excesiva a los cambios.
3. Intereses muy restringidos y fijos que son anormales en cuanto a su intensidad o foco de interés.
4. Hiperactividad o hipoactividad a los estímulos sensoriales o interés inusual en aspectos sensoriales del entorno.
C) Los síntomas deben estar presentes en la infancia temprana (aunque puedan no manifestarse plenamente a posteriori).
D) El conjunto de los síntomas limitan y alteran el funcionamiento diario.
E) Estas alteraciones no se explican mejor por la discapacidad intelectual o por el retraso global del desarrollo.
Deben cumplirse los criterios A, B, C, D y E.
Se debe especificar si:
– Existe discapacidad intelectual o no.
– Si existen alteraciones o retraso en el desarrollo del lenguaje.
– Si está asociado a una afección médica o genética, o a un factor ambiental conocido.
– Si está asociado a un trastorno del neurodesarrollo, mental o del comportamiento.
– Si está asociado con catatonía.
Resultados del DSM-V para el diagnóstico de TEA.
Los resultados establecerán, por un lado, el tipo de autismo, y por otro, el nivel de gravedad.
Tipos.
Los más comunes son los siguientes:
1/ Síndrome de Asperger: es la forma más leve de TEA y tres veces más común en niños que en niñas. Cuenta con una inteligencia superior a la media, por lo que se considera «autismo de alto funcionamiento». Muestra características de tipo obsesivas y gran interés y/o especialización en un tema determinado.
2/ Trastorno invasivo del desarrollo: es una forma moderada de TEA, y de forma general, presenta una menor cantidad de comportamientos repetitivos, dificultades con la interacción social y una competencia lingüística menor que el síndrome de Asperger.
3/ Trastorno autista: es una forma grave de TEA, y de forma general, sus capacidades están afectadas de forma más grave. Presentan falta de contacto ocular con el interlocutor, comportamientos repetitivos, dificultades y desarrollo tardío del lenguaje.
4/ Trastorno desintegrativo de la infancia: es la forma más grave de TEA y la menos común. Suele aparecer entre los 2-4 años, perdiendo sus habilidades intelectuales, lingüísticas y sociales, sin conseguir recuperarlas.
Nivel de Gravedad.
Se clasifican en 3 niveles:
Nivel 1 Ligero: presentan dificultades (fracasos o poco interés) para iniciar la interacción social, para cambiar de actividades, así como problemas en la planificación y la organización.
Nivel 2 Medio: presentan limitaciones para iniciar la interacción social con un nivel un poco más grave de discapacidad. Son inflexibles, tienen comportamientos repetitivos y les cuesta modificar acciones o hábitos.
Nivel 3 Grave: presentan graves déficits en la comunicación verbal y no verbal, así como grandes dificultades en la interacción social. Su funcionamiento está interferido por comportamientos repetitivos. Díficil modificar acciones o hábitos.
A pesar de las clasificaciones, sabemos que las personas con TEA son diferentes en cuanto a las características observables.
Prevalencia de los TEA.
Las estadísticas apuntan que:
1) Tiene una base genética y/o derivada de una enfermedad médica. .
2) Afecta a 1 de cada 100 nacimientos.
3) Es más frecuente en niños que en niñas (aunque puede existir sesgos en la práctica profesional)..
4) Los padres con un hijo/a con TEA tienen un 50% más de posibilidades de tener un segundo hijo con este trastorno.
5) La tasa de concordancia de TEA es alta entre gemelos monocigóticos.
6) Puede realizarse diagnósticos precoces entre el primer y segundo año de vida.
6/ No está probado que las vacunas provoquen TEA.
7/ No está probado que el ambiente influya en el desarrollo de TEA.
Principales síntomas.
– En los primeros 12 meses puede presentar falta de respuesta cuando se le llama y desinterés por las personas.
– Puede no aparecer el balbuceo ni la comunicación no verbal.
– Retraso en el lenguaje o dificultades en la comunicación verbal.
– Comportamientos repetitivos (balancearse, golpear objetos, mover las manos, repetición de palabras, etc.).
– Obsesión por el orden o temas concretos (números, fechas, un tema concreto, etc.).
– Dificultades para lidiar con los ruidos.
– Falta de empatía.
– Poco o ningún control emocional (no expresan emociones, no existe respuesta al dolor, poca concentración, falta de atención, exceso de pasividad o hiperactividad, falta de empatía, etc.).
TEA
Evaluación, Diagnóstico y Tratamiento
EVALUACIÓN
Un diagnóstico precoz es fundamental para acceder a una atención temprana que sea específica y especializada.
Se realiza una evaluación clínica para determinar la evidencia en alteraciones de la interacción, la comunicación social y la presencia de conductas o intereses restringidos, estereotipados o repetitivos:
– Pruebas de detección sistemática:
Pruebas psicométricas para la detección y diagnóstico como M-CHAT-R (Modified Checklist for Autism in Toddlers), el Social Communication Questionnaire, y el Identification and Evaluation of Children with Autism Spectrum Disorders.
– Pruebas tradicionales:
como el ADOS-2 (Autism Diagnostic Observation Schedule-2) y pruebas tradicionales de CI.
La evaluación sólo puede ser realizada por el personal sanitario especializado.
Una vez realizadas las pruebas necesarias podremos obtener un diagnóstico.
DIAGNÓSTICO
Para obtener un diagnóstico, previamente se deben haber realizado las siguientes pruebas:
– Pruebas médicas (audición, visión, análisis de orina y sangre, tiroides y análisis genéticos).
– Pruebas psicológicas (Desarrollo intelectual, habilidades sociales, habilidades de juego, aspectos atención al es, habilidades adaptativas, habilidades motoras, funciones cognitivas y motoras, etc.).
– Pruebas complementarias (evaluación de la capacidad intelectual, pruebas psicopedagógicas, etc.).
Una vez realizadas las pruebas, para obtener un diagnóstico será necesario:
– Uso de criterios dioagnósticos del DSM-V o CIE-10.
– Dichos resultados darán como resultado un diagnóstico clínico con una clasificación determinada y una gradación.
– El informe incluirá las orientaciones y/o recomendaciones necesarias, la necesidad de tratamiento farmacológico o no, y en dicho caso, la dosis y el fármaco prescrito.
TRATAMIENTO
Generalmente el tratamiento y la intervención suele ser de carácter multidisciplinar:
– Psicológico: puede ser un abordaje psicoeducativo, de terapia cognitivo-conductual, de terapia de modificación de conducta, en entrenamiento de habilidades sociales.
– Psicopedagógico: medidas establecidas por los centros educativos (aulas TEA) y centros de educación especial, adaptadas a las necesidades individuales del sujeto.
– Farmacológico: utilización de fármacos antipsicóticos para aliviar problemas de comportamiento, o estabilizadores del estado de ánimo, para evitar las autolesiones, etc. Debe estar prescrito y supervisado por un médico, pediatra o psiquiatra.
– Terapia del habla y el lenguaje: para compensar los déficits en este área.
– Terapia física y ocupacional.
– Otras terapias alternativas (música, animales, etc.).
–Multimodal: combinando farmacología con tratamientos psicológicos y psicopedagógicos.
Para más información, consulta con tu médico-pediatra, tu centro educativo o personal sanitario especializado.