Discapacidad Intelectual. 

Hace referencia a un funcionamiento intelectual significativamente por debajo del promedio. Está presente desde el nacimiento o la infancia y limita la vida diaria.

¿Qué es la Discapacidad Intelectual y cómo detectarla?

Es natural que todas las familias se preocupen por sus hijos e hijas, de ahí que les angustie la idea que sus vástagos puedan contraer alguna enfermedad o trastorno.

La discapacidad intelectual  se considera un trastorno del neurodesarrollo, lo que implica que existe una alteración de base neurológica que afecta a la adquisición de habilidades o información por parte del cerebro, y puede ser genética. Estas alteraciones pueden afectar a la memoria, la atención, la percepción , el lenguaje, la solución de problemas o las habilidades sociales. 

En el caso del discapacidad intelectual existen muchos indicadores que pueden poner en alerta a las familias, los centros educativos o los profesionales de la medicina y la psicología y poner en marcha los mecanismos disponibles para realizar una intervención. Para ello, siempre será necesario un diagnóstico que indique si realmente se trata de este trastorno, de otro, o ha sido una falsa alarma.

Muchos niños no desarrollan los síntomas hasta alcanzar la edad escolar. 

El cuidado prenatal reduce el riesgo de discapacidad intelectual en el bebé.

DSM-V (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders / Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales).

A la hora de realizar un diagnóstico, los especialistas de la salud se basarán en criterios científicos, medidos, evaluados y contrastados con la población. En la actualidad, son dos los manuales que se usan para el diagnóstico: la CIE-10 y el DSM-V. En medicina suele ser más usado el primero, y en psicología el segundo, pero ambos son igualmente fiables. 

El DSM (actualmente en su quinta versión) es elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, en su terminología inglesa) y aporta los criterios, síntomas o descripciones necesarias para realizar un diagnóstico. Su contenido es revisado periódicamente para ajustarlo a los cambios de la sociedad, los descubrimientos recientes, etc.

Es importante señalar que sólo los profesionales de la salud están capacitados para interpretar y diagnosticar siguiendo estos criterios, pues requiere la realización de pruebas previas ajustadas al método científico.

Criterios diagnósticos del DSM-V para la Discapacidad Intelectual.

Existen 3 diagnósticos:

1. Discapacidad Intelectual.

2. Retraso Global del Desarrollo.

3. Discapacidad Intelectual No Especificada.

1. Discapacidad Intelectual.

A. Déficits en el funcionamiento intelectual, tal como en razonamiento, solución de problemas, planificación, pensamiento abstracto, toma de decisiones, aprendizaje académico y aprendizajes a través de la propia experiencia, confirmado por evaluaciones clínicas a través de test de inteligencia estandarizados aplicados individualmente.

B. Los déficits en el funcionamiento adaptativo que resultan en la no consecución de los estándares sociales y culturales para la independencia personal y la responsabilidad social. Sin el consiguiente apoyo, los déficits adaptativos limitan el funcionamiento en una o más actividades de la vida diaria, tales como la comunicación, la participación social, y la vida independiente, a través de múltiples entornos, tales como la casa, la escuela, el trabajo y la comunidad.

C. Inicio de los déficits intelectuales y adaptativos durante el periodo del desarrollo.

Requiere una especificación en función de la gravedad leve, moderado, grave o profundo en las áreas conceptual, social y práctica.

– Área Conceptual: competencia en la memoria, la lectura, la escritura y las matemáticas.

– Área Social: conciencia de los pensamientos de los demás y de sus sentimientos, habilidades interpersonales y sentido de la realidad social.

Área práctica: cuidado personal, organización de tareas (para el trabajo o la escuela), administración del dinero, y salud y seguridad.

2. Retraso Global del Desarrollo.

Este diagnóstico está reservado para los individuos de menos de 5 años cuando el nivel de gravedad clínica no puede ser evaluado fiable mente durante la infancia. Esta categoría es diagnosticada cuando un individuo fracasa en alcanzar los hitos del desarrollo en múltiples áreas del funcionamiento intelectual , y se aplica a los individuos cuando son incapaces de someterse a una evaluación sistemática del funcionamiento intelectual, incluyendo a los niños que son demasiado jóvenes para participar en una prueba estandarizada. Esta categoría requiere de una reevaluación después de un periodo de tiempo.

3. Discapacidad Intelectual No Especificada.

Este diagnóstico está reservado para los individuos de más de 5 años cuando el grado de discapacidad intelectual es difícil o imposible de evaluar por un déficit sensorial o físico, como ceguera o debilidad prelingual, discapacidad motora, o presencia de problemas de conductas graves o comorbilidad de un trastorno mental. Esta categoría debería ser usada sólo en circunstancias excepcionales y requiere de una reevaluación después de un periodo de tiempo.

Apoyo en la Discapacidad Intelectual.

El deterioro en las personas con discapacidad intelectual varía entre leve y profundo, por lo que sus habilidades de adaptación sean escasa y necesiten de apoyos. Se clasifican en:

– Intermitente: cuando el apoyo es ocasional.

Limitado: cuando el apoyo es para una actividad concreta y habitual.

– Importante: cuando el apoyo sea continuo y diario.

Profundo: cuando el apoyo sea exhaustivo y diario en todas las actividades.

Prevalencia de la Discapacidad Intelectual.

Datos aproximados:

1) Afecta al 3% de la población.

2) Si la clasificación se basa en necesidad de apoyo, solo afectaría al 1%.

3) Suele aparecer en el momento de nacer o en la primera infancia.

 

Discapacidad Intelectual

Evaluación, Diagnóstico y Tratamiento

EVALUACIÓN

La evaluación se realizará en varios niveles para medir todas las áreas en las que puede estar afectando al sujeto:

 – Cribado.

Se realiza durante las revisiones pediátricas de forma sistemática, en la que los médicos comprueban si los niños han alcanzado el nivel evolutivo a su edad. Si no, se le aplican otras pruebas.

Evaluación del desarrollo y la inteligencia.

Se realiza mediante entrevistas, observaciones del niño o cuestionarios estandarizados. Los test de inteligencia empleados más frecuentemente son el Stanford-Binet y la Escala de Inteligencia Wechsler para niños IV (WISC-IV). También se utilizan otro tipo de escalas como la Vineland para evaluar la comunicación y destrezas sociales. 

Pruebas de imagen del sistema nervioso.

Se utilizan para detectar problemas estructurales del cerebro, como la resonancia magnética nuclear (RMN) o el electroencefalograma (EEG).

Prueba genética.

El análisis cromosómico permiten  descartar otro tipo de discapacidades.

DIAGNÓSTICO

Para obtener un diagnóstico, previamente se deben haber realizado las siguientes pruebas:

Pruebas médicas (audición, visión, análisis de orina y sangre, tiroides y análisis genéticos).

Pruebas clínicas (observación directa del paciente, entrevistas con la familia y el paciente, así como con el centro escolar o los organismos o personas necesarias).

Pruebas complementarias (evaluación de la capacidad intelectual, pruebas psicopedagógicas, etc.).

 

Una vez realizadas las pruebas, para obtener un diagnóstico será necesario:

– Uso de criterios dioagnósticos del DSM-V o CIE-10.

– Dichos resultados darán como resultado un diagnóstico clínico con una clasificación y una gradación determinada. También se especificarán los apoyos necesarios.

– El informe incluirá las orientaciones y/o recomendaciones  necesarias, la necesidad de tratamiento farmacológico o no, y en dicho caso, la dosis y el fármaco prescrito.

TRATAMIENTO

En la mayoría de los casos requiere de una tratamiento multidisciplinar:

– Médico de atención primaria / Pediatra.

– Neurólogos.

-Psicólogos.

– Logopedas.

– Fisioterapeutas.

– Nutricionistas.

– Traumatólogos.

– Educadores.

– Trabajadores Sociales.

– Terapeutas Ocupacionales.

También puede que la familia requiera de apoyo médico, psicológico y socioeconómico.

En ocasiones, será necesaria la escolarización en centros de educación especial.

La evaluación y el seguimiento será continuo para facilitar su desarrollo dentro de lo posible y facilitar su adaptación según sus necesidades y características personales. 

Cuanto más grave es la discapacidad intelectual, mayores problemas orgánicos presenta, lo que supone una menor esperanza de vida para la persona. En estadios menores, pueden llevar una vida normal con apenas apoyos. 

Para más información, consulta con tu médico-pediatra, tu centro educativo o personal sanitario especializado.

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